El resplandor ilumina toda la ciudad y me saca del ensueño. Una bola de fuego cruza el firmamento, de un lado hacia el otro, dejando estela. Crees que es el fin del mundo. Apagas el motor y te sujetas del volante. No sé qué hacer ni decir, vuelvo a cerrar los ojos y veo tu voz. Quizá es una señal, como si la estrella fugaz quisiera que pida un deseo. Yo no necesito pedir nada, ¿qué más quiero desear si ya te deseo? Como el cometa, una idea fugaz cruza mi firmamento. ¿Y si te lo digo?...
Ideas extraídas de una bestia llamada Gonzalo Ramos