Nunca fueron suficientes los besos. No han sido aún suficientes abrazos. Nunca serán suficientes horas de conversación. No he terminado de desgastar mi amor por ti. ¿Me puedes recordar por qué nos separamos? No sé si ya se me olvidó o si no me quiero acordar. Me preocupa que ese amor nunca se vaya. Como el drogadicto que sabe que ingirió de más: ¿qué tal si me quedo en el viaje? Tengo una sobredosis de ti que me tiene así. Yo creo que tengo que ir a rehabilitación. O quizá no.
Ideas extraídas de una bestia llamada Gonzalo Ramos