Eran finales de febrero, principios de marzo ¿Qué más da? La primavera llamaba, el invierno soñaba. Volábamos entre risas y sueños de metas, hablábamos de proyectos por venir, de ciudades debajo de nosotros. Un día te encontré diferente, diferente a cómo te recuerda mi ausencia . Decidí escribirte unas letras, dedicar un poema a los encuentros fugaces de esos que nunca sacarás de tu mente aunque no hayan significado nada nada más que un intercambio de ideas y miradas sinceras. Entonces descubrí, y me convencí a mí mismo de que eso es la poesía: Un encuentro furtivo entre los instantes únicos y la memoria inconexa . Los verdaderos poemas surgen a la luz de la luna, con el dolor de un corazón, abrazando a una rata muerta, viviendo el gozo de una vida plena... Hay quienes los fabrican a conciencia, con vocabulario que ni ellos mismos entienden, se llenan la boca y la p
Ideas extraídas de una bestia llamada Gonzalo Ramos