Ayer el sol se intentó apagar tres veces. ¡Menudo susto nos llevamos! Por fortuna, lo hicimos entrar en razón, le dijimos que nos moriríamos todos si lo hace. Realmente no le importó, y con una sonrisa sardónica, dio la media vuelta y se fue. Anocheció.
Ideas extraídas de una bestia llamada Gonzalo Ramos