Cenizas. Fuego. Electricidad. Una mitad cercenada que busca la tuya. Esas perlas se asoman, las pupilas bailan. Tu, de mis labios a mis ojos y viceversa. Yo, de tus ojos a tus labios y viceversa. ¿Por qué no me besas y ya? Me miras, una gota cae. Mi pulgar la mata. El índice roza tu piel. Sigue ese vaivén de pupilas danzantes. ¿Por qué no me amas y ya? Los recuerdos galopan, tus labios en mí. Sensación que extraño, un roce de tí. Hablas sin sentido y lo hago yo también. ¿Por qué no me matas y ya? No sonríes, las perlas no salen. Fúndete en mí, ya no me sueltes. Alienta la hoguera y deja todo en llamas. ¿Por qué no vuelves y ya? Sigue ese vaivén de pupilas danzantes. Pupilas danzantes siguen en vaivén.
Ideas extraídas de una bestia llamada Gonzalo Ramos