Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2012

Primeras veces

Como todos, aún recuerdo la primera vez que tuve sexo. Ella indecisa, yo nervioso. Ambos con deseos de fundirnos en una sola piel. “Siempre hay una primera vez”, me dijo aquel hombre mientras me levantaba del suelo y volvía a su lugar el freno delantero de mi bicicleta. Con el golpe, las micas de mis anteojos salieron disparadas, mi brazo estaba sangrando levemente y mi orgullo sufrió una lesión que sólo se comparaba con aquella piedrita incrustada en mi párpado inferior. “Es la primera vez que me caigo”, le había comentado previamente, luego de salir del estado de shock en el que caí al unísono con mi cuerpo en la tierra húmeda. “¿Puedes caminar? ¿Vas a seguir?”, inquirió después, asentí con la cabeza, confirmé que podía mover la pierna izquierda y medio minuto más tarde estaba sobre la brecha nuevamente. Atribuí lo que me había pasado a la soberbia. Acababa de pasar por la meta luego de los primeros cinco kilómetros del circuito de carrera, escuché a la gente apoyándom

Fa

Ojalá llueva, y así, poquito a poquito, se vaya acabando el mundo. Que el sonido de las gotas cayendo nos arrulle y el aroma de la tierra mojada sea un incienso de paz. Que al sol le de pereza levantarse mañana y la noche nos devore lentamente para ya no sufrir, para dormir por siempre. Aunque si llega mañana quiero ver el atardecer y las gotas que caigan al cielo, y la tierra que tenga sed, y la noche me vomite en medio de las luces. Ojalá llueva, y así, poquito a poquito, me vaya olvidando de ti.

Mauau

De pronto tuve esa loca idea      de extender tus rizos hasta el infinito            y los bigotes del gato a los confines de la galaxia,                       y que sus maullidos resuenen en la eternidad. ¿Me preguntas por qué?         Para dejar constancia de este dulce sueño,         del enorme amor que se tiene que limitar a mi pecho,         para que lo nuestro trascienda más allá de la muerte                              y yo pueda ser parte de tu sistema solar. De pronto tuve esa loca idea de fundirme en ti      y que cuando despiertes te des cuenta                   que tu y yo ya no somos tu y yo,                   somos Adán, somos Eva, comiendo ese fruto prohibido,                                                         dándole vida a un nuevo mundo                   donde sólo están tus ojos y los bigotes del gato                   y su "miau" suena constantemente                   y yo tengo tiempo de renovar el aire de mis pulmones...     

Mi

Te conocí en el vagón tercero del tranvía 470, con destino a Pantitlán. Estabas sentada a mi izquierda, yo aferraba mi vida a un pedazo de metal cercano al acceso. Te vi, me viste, nos miramos nuevamente... fue de esas ocasiones en las que las palabras sobran. Un teléfono apuntado en un boleto del metro, unas miradas furtivas y el suave roce de tu piel al abandonar el vagón y fundirte en los ríos de gente que transbordaban de estación. Días más tarde me hice uno con tu piel, disfruté aquel dulce anhelo de volverte a ver, de sentir que serías mía otra vez. ¿Cómo sería la realidad si fuera así nada más? Sin el dulce sueño amargo. Hoy volví a subirme al vagón tercero del tranvía 470, en dirección Pantitlán. La gente me miraba extrañada y hasta con repulsión, una monja me acuchilló con sus ojos inquisidores. Quizá se deba al color de mi piel, tostada por el sol que me despierta cada mañana y hace arder el pavimento que es mi cama; o tal vez mi cabello desaliñado y sedie